Aprendizaje del Aikido

El Aikido suele ser criticado de muchas maneras: Demasiado sofisticado y suave, demasiado complicado, poco práctico de aprender y aplicar a corto plazo... De estas críticas, que a priori pueden parecer negativas, podemos extraer, sin embargo, parte de su riqueza. En Aikido no es suficiente con aprender a propinar un puñetazo o una patada de forma más o menos eficaz. Estudiar Aikido implica desarrollar una gran percepción física y emocional, y requiere una considerable perseverancia antes de plantearse una aplicación práctica para la defensa personal. Es necesario cambiar el enfoque, porque la defensa personal no debe ser el objetivo.

La mayoría de las artes marciales y deportes de combate modernos, buscan el aprendizaje condicionado y mecánico de ciertas pautas de defensa y ataque. El Aikido no. El Aikido pretende educar al practicante física, mental y emocionalmente, para ser capaz de resolver cualquier conflicto, de forma pacífica, fluida, integradora y sin choque. Por eso es considerado sofisticado y complicado, y por eso parece suave. Así que sin duda hay que dar la razón a los críticos cuando dicen que es complicado de aplicar a corto plazo, pero en lo que se equivocan -también sin duda- es en que no es práctico su aprendizaje.

Las primeras clases, sobre todo para quien no tiene ninguna formación previa en artes marciales, suelen ser las más frustrantes. Es habitual la sensación de hallarse completamente perdido. En general los alumnos no suelen dividirse por niveles de competencia o tiempo de práctica, por lo que los estudiantes más nóveles pueden llegar a estar desorientados. Este problema, no obstante, es parcialmente amortiguado por los alumnos más antiguos que siempre adquieren el compromiso de ayudar y adaptarse a los compañeros de menor nivel. Durante las primeras clases también se dedica mucho tiempo a aprender las diferentes formas de caídas (ukemi) y desplazamientos (tai-sabaki), cosa que es absolutamente fundamental para comenzar a progresar, aunque quizás menos estimulante.

En la práctica habitual de Aikido se suele trabajar a dos velocidades: "go no sen" y "sen no sen". Sin ánimo de profundizar puede decirse que estas formas de trabajar hacen referencia a la cadencia de la práctica, más concretamente a la sincronización entre atacado (Tori) y atacante (Uke). Go no sen viene a significar después del ataque; en esta forma, el ataque de uke, su posición, están consolidadas antes de que actúe tori. Es la forma habitual de entrenar entre los practicantes menos iniciados. Sen no sen sin embargo implica cierto grado de anticipación (o como mínimo simultaneidad). Cuando tori detecta el primer indicio de agresión en el movimiento o los desplazamientos de uke, comienza a actuar. Sen no sen debe ser la forma de práctica habitual entre dos aikidokas con cierta experiencia. Existe además una tercera forma sobre la que hay cierta controversia, tanto es así que sólo se practica ocasionalmente y en muchas escuelas incluso ha desaparecido. Se trata de "sen sen no sen", significa algo así como en los momento previos a sen no sen. En este caso es tori quien inicia la acción, con su actitud y movimientos induce el ataque de uke y de ahí la controversia: algunos piensan que esta forma de incitación es de algún modo contraria al espíritu de no agresión del Aikido. Otros sin embargo defienden sen sen no sen alegando que en una situación real de legitima defensa, cuando todo intento por desactivar el conflicto ha fracasado, el ataque del agresor es inevitable aunque aún no se haya manifestado, esto justificaría la actuación de tori, o parafraseando al maestro Saito, es lícito llamar al ki del oponente para desarrollar la técnica defensiva...

Sea como fuere, el aprendizaje del Aikido no termina. Si se desea, es un camino que se puede recorrer toda la vida.